sábado, 24 de diciembre de 2016

Ruta 86 Ruta final de año (Ruta del Mesto)

Comida despedida temporada 2016:


Hoy veintidós de diciembre, una ciudad grande, orgullosa de su capitalidad, en una mañana fría de su recién estrenado invierno, me saluda, me da los buenos días, para mí las nueve de la mañana para ella no sé, sí se que se mueve y que, cual nostálgico guardia de tráfico, dirige a sus gentes, casi todos muy apurados, con mucha prisa, hacia algún destino, creo que ni saben cuál es, solo que hay que correr, correr mucho, darse mucha prisa.

Yo fui uno de ellos, lo mismo que lo fueron unos conocidos que hoy, como tantos otros jueves, cuelgan en el perchero, ellos la corbata, ellas el bolso, para colgarse en la espalda una mochila, perdón, unos deseos...de, por fin, ser ellas, de ser ellos...de convivir con el aire libre de la naturaleza, no con el pobrecillo aire viciado de esa enorme fortaleza.

Hoy es día de poco trajín caminero, tan es así, que los viajeros se han llevado envuelto algún dulce y unos pocos grados, digamos burbujas espirituosas, de paseo. Es marcha de despedida a un año variado en sus paisajes y rico en empeños, augurio del próximo neonato, que se presenta con intenciones de ser robusto y de algún ensueño.

Ya en el punto de encuentro, los andarines y los que no lo fueron, celebran una comida relajada, distendida, sin agobios, sin prisas, de encuentro y de recuento, de ¡cuánto tiempo hace! de, ahora no recuerdo, acércame un trozo de pan, ¿pedimos algo más? ¿está todo completo?

El año se acaba, el de senderos hechos, los por hacer serán con el año nuevo, y ya se empieza a hablar de ellos, lo mismo que de las compañeras y compañeros ausentes, se les echa mucho de menos. Fin de la cita, bueno, no para todos, aún hay atrevidas y atrevidos, que no quieren irse sin antes mover un poco el "esqueleto"

Marcha y comida de despedida de 2016 -par y gana se diría jugando a la ruleta en el Casino- pero 2017, a buen seguro, traerá bonitas metas y no menos agradables destinos.

Cae la tarde, cae el telón, los actores y actrices se abrazan, se despiden, final de Acto no de la Obra. ¡Felices fiestas! Felices deseos de volver a verse en no mucho tiempo, con nuevas esperanzas, con nuevos encuentros.

Manolo, Jesús y Tino, os agradecen a todos los componentes del grupo de los Jueves Senderismo, dentro de AEPUMA, vuestro apoyo y compañía.

¡FELIZ NAVIDAD Y QUE 2017 SEA AL MENOS IGUAL!

viernes, 16 de diciembre de 2016

Ruta 85 Puerto de Navacerrada a las ruinas de Casaras


Este jueves hemos realizado una de las rutas con más renombre de las que se pueden realizar por la Sierra de Guadarrama, una ruta histórica, cargada del montañismo madrileño y de leyendas curiosas, que excitan la imaginación de quienes gustan de caminar por los senderos montaraces de nuestra sierra. 

En una mañana de nieve y niebla, comenzamos la ruta en el Puerto de Navacerrada, en el límite con la provincia de Segovia y ante la Venta Arias surge una carretera empinada que pasa junto el remonte del Telégrafo. Lleva en una corta tirada hasta la explanada del Escaparate. Bordeando las vallas de las pistas de esquí, hacia el Norte, aparece el camino Schmid, Una de esas arterías que hace fluir la unión entre las dos vertientes serranas: la madrileña al sur y la segoviana al norte. 

Una ruta que, parafraseando a Camilo José Cela en su Cuaderno del Guadarrama (1959), transita por conocidos parajes: “[…] del puerto de la Fuenfría, por los corrales de Navalazar y de Navalviento, por donde se pelean el lobo y el viento […]”

Un poco de historia: 

“Fue el austriaco Eduardo Schmid Weikan quien en 1926 señalizó la ruta que une el Puerto de Navacerrada con el Albergue del Valle de la Fuenfría, del cual llegó a ser guarda. Schmid, era el socio nº 13 de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, creada en 1912, Camilo José Cela, premio Nobel de literatura, le cita en su libro Viaje a la Alcarria” 

Sendero
El primer tramo es muy ancho y desciende suave, dejando de inmediato a la izquierda el circuito de esquí nórdico. Muy pronto también cruza lo que en invierno es El Bosque, una de las pistas de esquí más apreciada de la estación de Navacerrada. En este punto se debería de contemplar todo el valle de Valsaín, pero la niebla de la mañana no lo impide. 

Los abundantes círculos amarillos pintados en los troncos de los árboles impiden perder el rumbo. Con suaves subidas y bajadas se transita por la parte alta de la umbría de Siete Picos, entre extraordinarios ejemplares de pinos silvestres varias veces centenarios. En especial destaca un ejemplar ya seco que se alza sobre la pradera de Navalusilla y bajo el que pasa la senda. 

A los cuatro kilómetros de iniciada la ruta se alcanza una bifurcación. La cartelería la explica. A la derecha, la Senda de los Cospes, variante que tomamos y que nos lleva al cercano puerto de La Fuenfría. 

Ruinas de Casaras
La Senda de los Cospes es una variante más suave, que bordea el lado norte del Cerro Ventoso para ganar el puerto de La Fuenfría. Una vez aquí, descendemos por la calzada romana en dirección a Segovia, hasta alcanzar aproximadamente en un kilómetro y medio lo que venimos buscando, las ruinas de Casaras. 

Otro poco de historia: 

“Felipe II, el «rey prudente», muy aficionado a arquitecturas varias, encargó a uno de sus secretarios, Francisco de Eraso, edificar un refugio en los alrededores del puerto de la Fuenfria, junto al camino descendente hacia La Granja, en el lugar donde además se juntaban las dos Castillas. Y esté contrató a Hernán García, para que en 1565, se le dieran «… las carretas y carros necesarios para la casa de la Fuenfría…». 

Se cuenta que el empeño estaba bien justificado, sobre todo tras el lamentable espectáculo que significó ver a la reina Isabel de Valois embarazada, cruzando por aquella breñas en el mes de mayo, alojándose en las humildes casas de los serranos. Aunque no pudo hacer uso del nuevo edificio hasta 1571, cuando Gaspar de Vega lo terminó. 

Eraso fue a partir de entonces el administrador del lugar, y le dio su nombre, Casa de Eraso, que luego sería a su muerte Casa Eraso, y finalmente Casarás. 

Oleo de la Casa Eraso
Hacia 1639, el pintor Giuseppe Leonardo, reprodujo en un óleo la Casa Eraso y sus alrededores; se puede apreciar a la izquierda la ermita que bordea la calzada romana; a lo lejos como tocando su tejado la fuente de la Fuenfría y un poco más allá la venta de su nombre; al lado de la de la casa real está la cuadra y un pilón para los animales; la mansión tenía dos pisos, separados por una cornisa externa de granito, ascendiéndose al superior por una escalera doble; la figura entre dos ventanas frente al espectador es un reloj de sol; la llanura a la derecha son los terrenos de La Granja y el montículo de pinos detrás de la casa es llamado las Camorcas.” 

Cuadernos del Guadarrama

Camilo José Cela narra las vivencias del “vagabundo” (él mismo) en sus andanzas por el corazón del Guadarrama 

Don Camilo empieza diciendo, “Sentado al borde de los Cerrillos, con los montes enfrente -la Maliciosa, los Siete Picos, con el pico de Majalasna más a la mano, el Montón de Trigo, la Peñota– y el valle del Guadarrama al pie, el vagabundo, ¡que Dios se lo perdone!, se siente esteta y piensa, menos mal que con imprecisión, en los vanos pensamientos que pueblan su cabeza con terquedad…” 

[…] 

“El vagabundo, en el balcón del puerto de Navacerrada, entre excursionistas civilizados y damitas en calzón”, se cuestiona: “Nadie sabe si está bien o mal que los montes se pueblen con las gentes de la ciudad, con las gentes que vienen a tiro hecho y no a la que salte, que sería, al entender del vagabundo, lo conveniente y lo honesto. Pero el vagabundo, que ya se va acostumbrando a no tener la razón y a ir viviendo sin ella, tampoco se decide a pensar que a los montes habría que acotarlos con alambre de espino, para que la gente de la ciudad no se colara […]”. 
Jesús

jueves, 8 de diciembre de 2016

Ruta 84 Puerto de Canencia - Puerto de la Morcuera

Senderos en Sierra de la Morcuera
Sierra de la Morcuera 

La Sierra de la Morcuera es una alineación montañosa perteneciente a la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama; tiene una longitud de unos 19 km y una orientación suroeste-noreste. En su extremo occidental se une a Cuerda Larga, otro cordal montañoso de Guadarrama, y en el extremo oriental se aproxima a la Sierra de la Cabrera. 

Cuerda Larga, junto a la Sierra de la Morcuera, constituyen el límite sur del Valle del Lozoya, ya que ambas alineaciones montañosas tienen una orientación muy similar. 

En “La Morcuera” hay dos conocidos puertos de montaña que comunican el Valle del Lozoya con la zona central de la Comunidad de Madrid. El más occidental de ellos es el Puerto de la Morcuera (1.796 m), y el más oriental es el Puerto de Canencia (1.524 m), el de menos altura y quizás menos transitado de la provincia, salvo por excursionistas los fines de semana. 

Las cumbres que siguen la línea principal de esta sierra son: 

•     La Torrecica (1.828 m.) 
•     Pico Perdiguera o de Marraz (1.862 m.), el más alto del primer cordal 
•     Cabeza de la Braña (1.774 m.) 
•     La Albardilla (1.664 m.) 
•     Mondalindo (1.833 m.), el más relevante del segundo cordal.
•     Peña Negra (1.834 m.) 

En sus laderas abundan los bosques de pino silvestre y roble, y en dirección noroeste desde el segundo puerto, encontraremos el espectacular Abedular de Canencia donde, además de los consabidos abedules, también encontraremos acebos y tejos. 

Entre Canencia y Morcuera


Itinerario cómodo, sus cuestas son muy accesibles y las cómodas pistas transitan por hermosos paisajes. 

Mirador
La travesía se comienza en el Puerto de Canencia. En ligera subida, la ruta comienza su andadura por una de las partes más espesas de los pinares de Canencia. El cruce de un cortafuego es una agradable ventana mirador, por donde el extenso panorama de los Altos del Hontanar y esta parte de la Sierra de Guadarrama, penetra en el bosque. 

Apenas se tarda en alcanzar la casa forestal del Hornillo, continuando por la pista de la izquierda que pasa junto a la casa. Unos metros después se alcanza una fuente y de inmediato, un nuevo cruce de caminos. Se sigue por la pista de la derecha, dejando la que sube mano izquierda por la ladera. De manera suave gana altura por el interior del pinar, hasta que alcanza una cerrada curva con el suelo enlosado. Aquí atraviesa el paraje más sobresaliente de todo el camino. 

Arroyo del Sentil
Se trata del arroyo del Sestil del Maíllo, que unos metros ladera abajo se despeña en una de las cascadas más hermosas de la Sierra del Guadarrama (Cascada de Mojomavalle). Desde estas alturas no se vislumbra el salto de agua, pero se intuye entre el roquedo el camino que sigue el arroyo hacia las profundidades de Canencia. La pista recorre en este punto un hombro despejado que obliga cuanto menos a ralentizar el paso para contemplar el extenso panorama que se abre enfrente de él, (los montes carpetanos, con Peñalara nevada al fondo). 

De nuevo en el interior del pinar, el camino gana altura con algo de más esfuerzo. A continuación, se alcanza un cruce donde una pista atraviesa la que seguimos. Recorre la ladera de arriba abajo, mientras la nuestra la atraviesa con escasa pendiente, siguiendo de frente. 

Las señales del GR 10, ayudan en el rumbo las señales blancas y rojas que tutelan toda la ruta. Se trata de las marcas del GR-10, que utiliza esta cómoda pista en su tránsito por la Sierra de la Morcuera. 

Señalizacion de recorridos
Una nueva tirada algo más pina antecede al momento en que la pista se tumba y abandona el pinar, alcanzando una amplia zona empradizada. Al final, una cerca que se salva por una cancela situada junto a una barrera canadiense situada en el suelo a la altura de un amplio collado. 

A mano derecha un ancho cortafuego, trepa a mano izquierda, hacia el Sur, rumbo Los Tres Mojones y el Pico Perdiguera, mientras que por el lado norte se distingue la maciza mole del Espartal, de 1.733 metros. Desde el collado, la vista también se prolonga hacia el Suroeste, ofreciendo una inédita perspectiva de las lejanas Cabezas de Hierro y la Cuerda Larga. 

Del otro lado de la valla la pista sigue de frente emprendiendo la bajada más vertiginosa del recorrido, de regreso será subida. Continuar por la pista principal el largo descenso de más de un kilómetro, sin hacer caso de la desviación que a mano derecha, Norte, y que lleva a la Majada del Cojo, en las profundidades del Lozoya. La bajada concluye sobre el puente que salva el arroyo de Valdecasas. 

Del otro lado de las aguas, una descarnada subida conduce al último tramo de la pista, también en subida pero mucho más tendido, lo que permite contemplar las desnudas extensiones de los Altos de la Morcuera. Un último repecho final lleva a una nueva valla, tras la cual se alcanza la carretera que se extiende entre el puerto de la Morcuera, izquierda, y Rascafría, derecha, desde donde se emprende el camino de regreso

Jesús


Días de desánimo, cansancio de monotonía. 
Me voy de paseo, llego a la Morcuera. 
Deliciosa soledad, praderas frías, sol tímido. 
Silencio, silencio, ¡nadie! 

Estas palabras pronunciadas hace casi un siglo por Manuel Azaña (Presidente de la Segunda República Española desde 1936 a 1939), cobran sentido ahora mientras se camina por los extensos prados de la Sierra de la Morcuera.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Ruta 83 Marcha a la Peña del Águila

Señalización punto rojo
Cercedilla, como encuadre de rutas para senderistas, es una de las zonas próximas a Madrid que ofrece una gran variedad de posibilidades para esta práctica. Hay vestigios históricos como los puentes del Descalzo y de Enmedio, la Calzada Romana, las ruinas de Casa Eraso o Casarás, así como turísticos, los miradores de Luís Rosales y Vicente Aleixandre y el Reloj de Cela en honor a dichos personajes que anduvieron por allí, sin olvidarse de la cantidad de rutas señalizadas con puntos de distintos colores -en el Centro de Interpretación que hay a la entrada facilitan planos de las mismas- como la Calle Alta, la Senda Victory, el Camino Puricelli, entre otras, amén de todo el entorno del Valle de la Fuenfría con Siete Picos, el Cerro Minguete, el Montón de Trigo, la Mujer Muerta (La Pinareja, Peña del Oso y Pasapan), la Peña del Águila, la Peñota y, además, sendas como el Camino Schmidt, la Senda Herreros, la Senda de los Alevines, o, la pradera de Navarrulaque con su bien cuidado refugio y en la que se hace una convocatoria montañera anual, las Dehesas, el Puerto de la Fuenfría, la Carretera de la República, en fin, un conglomerado de sitios para practicar distintas actividades en paisajes y lugares de interés que hacen de este rincón de la Sierra que sea acogedor, atractivo y muy apetecible para visitarlo. 

Entrada a GR-10 en Marichiva
El día 1 de diciembre, dieciséis senderistas quedan a las 09:30h para hacer una ruta muy vistosa de unos 12kms y en la que se invirtió un tiempo de 5 horas, salvando unos desniveles de 700m, tanto en subida como en bajada. El pronóstico del tiempo era el de un día apacible, extremo este que no se cumplió, pues si al comienzo había algo de llovizna, a medida que se avanzaba, por parte de la señalada con puntos rojos y denominada Calle Alta, hacia la cumbre de la Peña del Águila -cima que está de camino entre el Cerro Minguete, la Peña Bercial y que se remonta desde el Collado de Marichiva para, una vez superada, descender al Collado de Cerromalejo, antecedente de la Peñota- se iba echando la niebla y apareciendo viento más fuerte según se iba ascendiendo, sin despreciar una temperatura bajo cero y nieve a lo largo de una buena extensión de terreno. 

Senda en GR-10 nevada
Con lento caminar, conservando fuerzas, en gradual ascenso, se va ganando terreno a través del pinar, un par de paradas, para tomar agua y despojarse de ropa y se continúa hacia arriba, hasta llegar a Marichiva. Desde aquí y ahora discurriendo por la GR-10 de esa zona, empieza a cambiar el paisaje y no solo por la disminución de árboles sino por las rampas que hay que superar para llegar al objetivo en altura de esta marcha, la Peña del Águila. 

Se va avanzando con tesón y perseverancia para alcanzar la meta, con la dureza de un clima riguroso, que incluso impedía divisar el montículo de piedra como vértice geodésico, indicativo del punto de llegada, pues estaba totalmente oculto por la niebla, aún así, y una vez alcanzado ese objetivo, el grupo manifiesta su satisfacción, aunque por poco tiempo, pues la ventisca iba endureciendo la estancia en esa altitud y lo más aconsejable, en esas condiciones, era el descender sin demora como medida de autoprotección y de asegurarse un bienestar sobre todo en cuanto a la temperatura. 

De esta manera, y tras un descenso yendo todos en grupo, zigzagueando por el sendero cubierto de nieve, se llega al Collado de Cerromalejo, donde el clima era más suave y donde se hace un alto para reponer fuerzas tanto con el alimento como por el descanso en la marcha, bastante exigente hasta ese momento. A partir de aquí no queda más que llevar un ritmo de paso más o menos continuo, por la carretera de la República, hasta volver al desvío a la derecha, de nuevo por la senda de subida, para regresar al punto de partida. Ya en el aparcamiento y acordado un restaurante para tomar alimento caliente y reconstituyente, se da por terminada una ruta marcada, sobre todo, por la climatología, pero que dejó la satisfacción de haber conseguido el objetivo marcado, a pesar de las dificultades. 



                                                                                                                                 Tino