sábado, 28 de mayo de 2016

Ruta 65 Marcha Canto Cochino-La Calavera-Giner de los Ríos-Chozo Kindelan

La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.


Marcha Canto Cochino-La Calavera-Giner de los Ríos-Chozo Kindelan:
Cuatro Caminos
A las 09:45h de la mañana los 13 senderistas de AEPUMA emprenden camino desde Canto Cochino hacia el Collado Cabrón-el Cancho de los Muertos (uno suena a triste canción-otro a ánimas por el desierto), a través de una senda muy bien señalizada que da apoyo y seguridad a quien por ella transita. Durante el ascenso hay quienes hablan mientras caminan, hay quien se detiene para hacer alguna foto, a la izquierda la Sierra de los Porrones, de frente la Cuerda Larga, trinos de pájaros y jaras en flor perfumando la primavera, dan tintes de alegría a la mañana, junto con la agradable temperatura temprana.
Vista del pajaro
Vista del elefante
Caminante se hace camino…también por esas veredas de una Pedriza de fantasías, de formaciones únicas en granito, de leyendas y personajes de aventuras encuadrados en actos de intrigas, de cuentos que alguna vez se han soñado y temido. Por el aire, en ocasiones, resuenan los nombres de aquellos atrevidos pioneros montañeros, que surcando sus intrincados vericuetos, definieron accesos que hoy se disfrutan para sentir la magia de un entorno especial si se deja correr la fabulación, caminante se hace camino…andando hacia cualquiera de estos destinos. 

La Calavera
Los Llanillos, pinar en altura con vistas a Las Milaneras y a Las Torres, como a tantas otras construcciones de la arquitectura natural, fue el lugar elegido para el almuerzo, y después el lugar de tránsito del grupo a una confluencia de senderos, denominada Cuatro Caminos, girando a la derecha para iniciar el descenso del terreno remontado. Con paso más lento y mayor atención, dada la dificultad del suelo pedrizero por esa zona, se van aproximando a la morada de una roca muy particular, saliendo de la senda y tras cruzar un arroyo, se remonta por un virado y medio oculto sendero, hasta un rincón casi de ensoñación, allí, medio oculta, a los pies del denominado Pájaro, roca aérea con esa forma, se encuentra La Calavera, solo nombrarla pone los pelos de punta, pero que una vez a su lado, parece que sonríe por sentir que se está cerca de ella, podría pensarse que se le trae a la mente algún buen recuerdo. 
Hecha la visita a ese osario en piedra, se retoma el camino ahora con destino al refugio Giner de los Ríos (pedagogo malagueño que defendió el respeto a la Naturaleza y la formación de la persona en armonía con el entorno natural), como edificio de acogida de montañeros, preparado para la protección y descanso de los mismos durante su estancia en esos parajes. 
Guiner de los Ríos
Chozo Kindelan
Ya con destino a la última parada, y con no menos patente devoción, se remonta un sinuoso, y empinado senderito, que finaliza en el casi santuario montañero de La Pedriza, el llamado Chozo Kindelan, cobijo que se proporcionaron, en la oquedad de una roca, los hermanos con ese apellido y que fueron de los primeros atrevidos montañeros que comenzaron a tatuar, en esta piel granítica, las vías de acceso que hoy podemos disfrutar. Vaya desde este espacio el reconocimiento a esa labor de todos aquellos que tuvieron la pasión por dejar su huella, en este terreno único y especial, denominado La Pedriza. 
De vuelta al punto de origen y tras una andadura de 11 kilómetros, aproximadamente, y unos desniveles, en subida y bajada, de unos 600 metros, pasadas 5 horas y 15 minutos, llegó el momento de dar por finalizada la marcha con la gratificación de unas cervezas frescas como colofón a esta matinal.

TRACK

viernes, 27 de mayo de 2016

Ruta 64 Camorritos a la Ducha de los Alemanes

La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.


Fecha: 19/05/16

Asistentes: 11 + un fiel escudero 
Distancia: 10 kms
Desnivel:  480 m
Duración: 3h 50'

Coches aparcados, mochilas a la espalda, veinte minutos para las diez, como se diría en inglés, saludos afectuosos, salen unos antes, otros después. Desde la estación de Camorritos, se desciende unos metros hasta el inicio del Camino de las Encinillas, girando a la derecha e introduciéndose en la urbanización, hay una empinada cuesta que será el anuncio de lo que vendrá a continuación. Durante casi dos kilómetros, rampas y curvas, marcas rojas y blancas, pinos y sol, canto de pájaros como único rumor y, por el esfuerzo, algo de sudor. La subida es constante, siguiendo los pasos del que camina delante, alguna parada empero, para beber agua y recuperar el resuello.

Terminada la subida se llega a una pradera, de la que parte la Senda Herreros, en ella al principio, como reconocimiento, hay una placa conmemorativa y un par de bancos de madera. Esta explanada, llamada Navarrulaque, que en otro tiempo fue lugar de merienda y escapada de la gran urbe, acoge otro reconocimiento, las Siete Traviesas, a los pioneros caminantes, con algún nombre ilustre y otras personas trashumantes.

Senda Herreros
 
Un buen cuidado refugio antecede a la Senda Victory que, adentrándose en el pinar, con sus subidillas y bajadas, con su suelo en ocasiones de piedra, a veces con agua, desemboca en la cascada, de dos metros, conocida como Ducha de los Alemanes o Chorro del Árbol Viejo, tejo que está acompañando y contemplando la caída del agua del arroyo Navalazuela.


Banco de Fernando González  Bernáldez
Una pequeña bajada sitúa al grupo en la denominada Carretera de la República para que, remontándola en suave subida, primero pueda visitar el Descanso de Fernando González Bernáldez, banco de piedra que utilizó el reconocido Ecólogo catedrático de la UAM, después los emblemáticos Miradores de Vicente Aleixandre y Luis Rosales, y también hacer una última parada en el Reloj de Cela que, como figura en una losa de granito allí colocada, fue caminante de la Sierra de Guadarrama antes que Nobel. 
 
Placa dedicada a Cela
Llegados de nuevo a Navarrulaque, se gira a la derecha para retomar la senda inicial, ahora en bajada, que dará por finalizada la primaveral marcha, tras cuatro horas y veinte minutos de caminar y contemplar el Valle de la Fuenfría, que ha acogido y acogerá a tantos y tantos caminantes, célebres o anónimos, pero que le agradecerán, a su vez, la placentera estampa que ofrece en todo su ser.
A las 14:00 horas, minuto abajo, minuto arriba, suena el figurado badajo, como fin de una caminata bien recibida.


Siete Traviesas