sábado, 24 de diciembre de 2016

Ruta 86 Ruta final de año (Ruta del Mesto)

Comida despedida temporada 2016:


Hoy veintidós de diciembre, una ciudad grande, orgullosa de su capitalidad, en una mañana fría de su recién estrenado invierno, me saluda, me da los buenos días, para mí las nueve de la mañana para ella no sé, sí se que se mueve y que, cual nostálgico guardia de tráfico, dirige a sus gentes, casi todos muy apurados, con mucha prisa, hacia algún destino, creo que ni saben cuál es, solo que hay que correr, correr mucho, darse mucha prisa.

Yo fui uno de ellos, lo mismo que lo fueron unos conocidos que hoy, como tantos otros jueves, cuelgan en el perchero, ellos la corbata, ellas el bolso, para colgarse en la espalda una mochila, perdón, unos deseos...de, por fin, ser ellas, de ser ellos...de convivir con el aire libre de la naturaleza, no con el pobrecillo aire viciado de esa enorme fortaleza.

Hoy es día de poco trajín caminero, tan es así, que los viajeros se han llevado envuelto algún dulce y unos pocos grados, digamos burbujas espirituosas, de paseo. Es marcha de despedida a un año variado en sus paisajes y rico en empeños, augurio del próximo neonato, que se presenta con intenciones de ser robusto y de algún ensueño.

Ya en el punto de encuentro, los andarines y los que no lo fueron, celebran una comida relajada, distendida, sin agobios, sin prisas, de encuentro y de recuento, de ¡cuánto tiempo hace! de, ahora no recuerdo, acércame un trozo de pan, ¿pedimos algo más? ¿está todo completo?

El año se acaba, el de senderos hechos, los por hacer serán con el año nuevo, y ya se empieza a hablar de ellos, lo mismo que de las compañeras y compañeros ausentes, se les echa mucho de menos. Fin de la cita, bueno, no para todos, aún hay atrevidas y atrevidos, que no quieren irse sin antes mover un poco el "esqueleto"

Marcha y comida de despedida de 2016 -par y gana se diría jugando a la ruleta en el Casino- pero 2017, a buen seguro, traerá bonitas metas y no menos agradables destinos.

Cae la tarde, cae el telón, los actores y actrices se abrazan, se despiden, final de Acto no de la Obra. ¡Felices fiestas! Felices deseos de volver a verse en no mucho tiempo, con nuevas esperanzas, con nuevos encuentros.

Manolo, Jesús y Tino, os agradecen a todos los componentes del grupo de los Jueves Senderismo, dentro de AEPUMA, vuestro apoyo y compañía.

¡FELIZ NAVIDAD Y QUE 2017 SEA AL MENOS IGUAL!

viernes, 16 de diciembre de 2016

Ruta 85 Puerto de Navacerrada a las ruinas de Casaras


Este jueves hemos realizado una de las rutas con más renombre de las que se pueden realizar por la Sierra de Guadarrama, una ruta histórica, cargada del montañismo madrileño y de leyendas curiosas, que excitan la imaginación de quienes gustan de caminar por los senderos montaraces de nuestra sierra. 

En una mañana de nieve y niebla, comenzamos la ruta en el Puerto de Navacerrada, en el límite con la provincia de Segovia y ante la Venta Arias surge una carretera empinada que pasa junto el remonte del Telégrafo. Lleva en una corta tirada hasta la explanada del Escaparate. Bordeando las vallas de las pistas de esquí, hacia el Norte, aparece el camino Schmid, Una de esas arterías que hace fluir la unión entre las dos vertientes serranas: la madrileña al sur y la segoviana al norte. 

Una ruta que, parafraseando a Camilo José Cela en su Cuaderno del Guadarrama (1959), transita por conocidos parajes: “[…] del puerto de la Fuenfría, por los corrales de Navalazar y de Navalviento, por donde se pelean el lobo y el viento […]”

Un poco de historia: 

“Fue el austriaco Eduardo Schmid Weikan quien en 1926 señalizó la ruta que une el Puerto de Navacerrada con el Albergue del Valle de la Fuenfría, del cual llegó a ser guarda. Schmid, era el socio nº 13 de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, creada en 1912, Camilo José Cela, premio Nobel de literatura, le cita en su libro Viaje a la Alcarria” 

Sendero
El primer tramo es muy ancho y desciende suave, dejando de inmediato a la izquierda el circuito de esquí nórdico. Muy pronto también cruza lo que en invierno es El Bosque, una de las pistas de esquí más apreciada de la estación de Navacerrada. En este punto se debería de contemplar todo el valle de Valsaín, pero la niebla de la mañana no lo impide. 

Los abundantes círculos amarillos pintados en los troncos de los árboles impiden perder el rumbo. Con suaves subidas y bajadas se transita por la parte alta de la umbría de Siete Picos, entre extraordinarios ejemplares de pinos silvestres varias veces centenarios. En especial destaca un ejemplar ya seco que se alza sobre la pradera de Navalusilla y bajo el que pasa la senda. 

A los cuatro kilómetros de iniciada la ruta se alcanza una bifurcación. La cartelería la explica. A la derecha, la Senda de los Cospes, variante que tomamos y que nos lleva al cercano puerto de La Fuenfría. 

Ruinas de Casaras
La Senda de los Cospes es una variante más suave, que bordea el lado norte del Cerro Ventoso para ganar el puerto de La Fuenfría. Una vez aquí, descendemos por la calzada romana en dirección a Segovia, hasta alcanzar aproximadamente en un kilómetro y medio lo que venimos buscando, las ruinas de Casaras. 

Otro poco de historia: 

“Felipe II, el «rey prudente», muy aficionado a arquitecturas varias, encargó a uno de sus secretarios, Francisco de Eraso, edificar un refugio en los alrededores del puerto de la Fuenfria, junto al camino descendente hacia La Granja, en el lugar donde además se juntaban las dos Castillas. Y esté contrató a Hernán García, para que en 1565, se le dieran «… las carretas y carros necesarios para la casa de la Fuenfría…». 

Se cuenta que el empeño estaba bien justificado, sobre todo tras el lamentable espectáculo que significó ver a la reina Isabel de Valois embarazada, cruzando por aquella breñas en el mes de mayo, alojándose en las humildes casas de los serranos. Aunque no pudo hacer uso del nuevo edificio hasta 1571, cuando Gaspar de Vega lo terminó. 

Eraso fue a partir de entonces el administrador del lugar, y le dio su nombre, Casa de Eraso, que luego sería a su muerte Casa Eraso, y finalmente Casarás. 

Oleo de la Casa Eraso
Hacia 1639, el pintor Giuseppe Leonardo, reprodujo en un óleo la Casa Eraso y sus alrededores; se puede apreciar a la izquierda la ermita que bordea la calzada romana; a lo lejos como tocando su tejado la fuente de la Fuenfría y un poco más allá la venta de su nombre; al lado de la de la casa real está la cuadra y un pilón para los animales; la mansión tenía dos pisos, separados por una cornisa externa de granito, ascendiéndose al superior por una escalera doble; la figura entre dos ventanas frente al espectador es un reloj de sol; la llanura a la derecha son los terrenos de La Granja y el montículo de pinos detrás de la casa es llamado las Camorcas.” 

Cuadernos del Guadarrama

Camilo José Cela narra las vivencias del “vagabundo” (él mismo) en sus andanzas por el corazón del Guadarrama 

Don Camilo empieza diciendo, “Sentado al borde de los Cerrillos, con los montes enfrente -la Maliciosa, los Siete Picos, con el pico de Majalasna más a la mano, el Montón de Trigo, la Peñota– y el valle del Guadarrama al pie, el vagabundo, ¡que Dios se lo perdone!, se siente esteta y piensa, menos mal que con imprecisión, en los vanos pensamientos que pueblan su cabeza con terquedad…” 

[…] 

“El vagabundo, en el balcón del puerto de Navacerrada, entre excursionistas civilizados y damitas en calzón”, se cuestiona: “Nadie sabe si está bien o mal que los montes se pueblen con las gentes de la ciudad, con las gentes que vienen a tiro hecho y no a la que salte, que sería, al entender del vagabundo, lo conveniente y lo honesto. Pero el vagabundo, que ya se va acostumbrando a no tener la razón y a ir viviendo sin ella, tampoco se decide a pensar que a los montes habría que acotarlos con alambre de espino, para que la gente de la ciudad no se colara […]”. 
Jesús

jueves, 8 de diciembre de 2016

Ruta 84 Puerto de Canencia - Puerto de la Morcuera

Senderos en Sierra de la Morcuera
Sierra de la Morcuera 

La Sierra de la Morcuera es una alineación montañosa perteneciente a la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama; tiene una longitud de unos 19 km y una orientación suroeste-noreste. En su extremo occidental se une a Cuerda Larga, otro cordal montañoso de Guadarrama, y en el extremo oriental se aproxima a la Sierra de la Cabrera. 

Cuerda Larga, junto a la Sierra de la Morcuera, constituyen el límite sur del Valle del Lozoya, ya que ambas alineaciones montañosas tienen una orientación muy similar. 

En “La Morcuera” hay dos conocidos puertos de montaña que comunican el Valle del Lozoya con la zona central de la Comunidad de Madrid. El más occidental de ellos es el Puerto de la Morcuera (1.796 m), y el más oriental es el Puerto de Canencia (1.524 m), el de menos altura y quizás menos transitado de la provincia, salvo por excursionistas los fines de semana. 

Las cumbres que siguen la línea principal de esta sierra son: 

•     La Torrecica (1.828 m.) 
•     Pico Perdiguera o de Marraz (1.862 m.), el más alto del primer cordal 
•     Cabeza de la Braña (1.774 m.) 
•     La Albardilla (1.664 m.) 
•     Mondalindo (1.833 m.), el más relevante del segundo cordal.
•     Peña Negra (1.834 m.) 

En sus laderas abundan los bosques de pino silvestre y roble, y en dirección noroeste desde el segundo puerto, encontraremos el espectacular Abedular de Canencia donde, además de los consabidos abedules, también encontraremos acebos y tejos. 

Entre Canencia y Morcuera


Itinerario cómodo, sus cuestas son muy accesibles y las cómodas pistas transitan por hermosos paisajes. 

Mirador
La travesía se comienza en el Puerto de Canencia. En ligera subida, la ruta comienza su andadura por una de las partes más espesas de los pinares de Canencia. El cruce de un cortafuego es una agradable ventana mirador, por donde el extenso panorama de los Altos del Hontanar y esta parte de la Sierra de Guadarrama, penetra en el bosque. 

Apenas se tarda en alcanzar la casa forestal del Hornillo, continuando por la pista de la izquierda que pasa junto a la casa. Unos metros después se alcanza una fuente y de inmediato, un nuevo cruce de caminos. Se sigue por la pista de la derecha, dejando la que sube mano izquierda por la ladera. De manera suave gana altura por el interior del pinar, hasta que alcanza una cerrada curva con el suelo enlosado. Aquí atraviesa el paraje más sobresaliente de todo el camino. 

Arroyo del Sentil
Se trata del arroyo del Sestil del Maíllo, que unos metros ladera abajo se despeña en una de las cascadas más hermosas de la Sierra del Guadarrama (Cascada de Mojomavalle). Desde estas alturas no se vislumbra el salto de agua, pero se intuye entre el roquedo el camino que sigue el arroyo hacia las profundidades de Canencia. La pista recorre en este punto un hombro despejado que obliga cuanto menos a ralentizar el paso para contemplar el extenso panorama que se abre enfrente de él, (los montes carpetanos, con Peñalara nevada al fondo). 

De nuevo en el interior del pinar, el camino gana altura con algo de más esfuerzo. A continuación, se alcanza un cruce donde una pista atraviesa la que seguimos. Recorre la ladera de arriba abajo, mientras la nuestra la atraviesa con escasa pendiente, siguiendo de frente. 

Las señales del GR 10, ayudan en el rumbo las señales blancas y rojas que tutelan toda la ruta. Se trata de las marcas del GR-10, que utiliza esta cómoda pista en su tránsito por la Sierra de la Morcuera. 

Señalizacion de recorridos
Una nueva tirada algo más pina antecede al momento en que la pista se tumba y abandona el pinar, alcanzando una amplia zona empradizada. Al final, una cerca que se salva por una cancela situada junto a una barrera canadiense situada en el suelo a la altura de un amplio collado. 

A mano derecha un ancho cortafuego, trepa a mano izquierda, hacia el Sur, rumbo Los Tres Mojones y el Pico Perdiguera, mientras que por el lado norte se distingue la maciza mole del Espartal, de 1.733 metros. Desde el collado, la vista también se prolonga hacia el Suroeste, ofreciendo una inédita perspectiva de las lejanas Cabezas de Hierro y la Cuerda Larga. 

Del otro lado de la valla la pista sigue de frente emprendiendo la bajada más vertiginosa del recorrido, de regreso será subida. Continuar por la pista principal el largo descenso de más de un kilómetro, sin hacer caso de la desviación que a mano derecha, Norte, y que lleva a la Majada del Cojo, en las profundidades del Lozoya. La bajada concluye sobre el puente que salva el arroyo de Valdecasas. 

Del otro lado de las aguas, una descarnada subida conduce al último tramo de la pista, también en subida pero mucho más tendido, lo que permite contemplar las desnudas extensiones de los Altos de la Morcuera. Un último repecho final lleva a una nueva valla, tras la cual se alcanza la carretera que se extiende entre el puerto de la Morcuera, izquierda, y Rascafría, derecha, desde donde se emprende el camino de regreso

Jesús


Días de desánimo, cansancio de monotonía. 
Me voy de paseo, llego a la Morcuera. 
Deliciosa soledad, praderas frías, sol tímido. 
Silencio, silencio, ¡nadie! 

Estas palabras pronunciadas hace casi un siglo por Manuel Azaña (Presidente de la Segunda República Española desde 1936 a 1939), cobran sentido ahora mientras se camina por los extensos prados de la Sierra de la Morcuera.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Ruta 83 Marcha a la Peña del Águila

Señalización punto rojo
Cercedilla, como encuadre de rutas para senderistas, es una de las zonas próximas a Madrid que ofrece una gran variedad de posibilidades para esta práctica. Hay vestigios históricos como los puentes del Descalzo y de Enmedio, la Calzada Romana, las ruinas de Casa Eraso o Casarás, así como turísticos, los miradores de Luís Rosales y Vicente Aleixandre y el Reloj de Cela en honor a dichos personajes que anduvieron por allí, sin olvidarse de la cantidad de rutas señalizadas con puntos de distintos colores -en el Centro de Interpretación que hay a la entrada facilitan planos de las mismas- como la Calle Alta, la Senda Victory, el Camino Puricelli, entre otras, amén de todo el entorno del Valle de la Fuenfría con Siete Picos, el Cerro Minguete, el Montón de Trigo, la Mujer Muerta (La Pinareja, Peña del Oso y Pasapan), la Peña del Águila, la Peñota y, además, sendas como el Camino Schmidt, la Senda Herreros, la Senda de los Alevines, o, la pradera de Navarrulaque con su bien cuidado refugio y en la que se hace una convocatoria montañera anual, las Dehesas, el Puerto de la Fuenfría, la Carretera de la República, en fin, un conglomerado de sitios para practicar distintas actividades en paisajes y lugares de interés que hacen de este rincón de la Sierra que sea acogedor, atractivo y muy apetecible para visitarlo. 

Entrada a GR-10 en Marichiva
El día 1 de diciembre, dieciséis senderistas quedan a las 09:30h para hacer una ruta muy vistosa de unos 12kms y en la que se invirtió un tiempo de 5 horas, salvando unos desniveles de 700m, tanto en subida como en bajada. El pronóstico del tiempo era el de un día apacible, extremo este que no se cumplió, pues si al comienzo había algo de llovizna, a medida que se avanzaba, por parte de la señalada con puntos rojos y denominada Calle Alta, hacia la cumbre de la Peña del Águila -cima que está de camino entre el Cerro Minguete, la Peña Bercial y que se remonta desde el Collado de Marichiva para, una vez superada, descender al Collado de Cerromalejo, antecedente de la Peñota- se iba echando la niebla y apareciendo viento más fuerte según se iba ascendiendo, sin despreciar una temperatura bajo cero y nieve a lo largo de una buena extensión de terreno. 

Senda en GR-10 nevada
Con lento caminar, conservando fuerzas, en gradual ascenso, se va ganando terreno a través del pinar, un par de paradas, para tomar agua y despojarse de ropa y se continúa hacia arriba, hasta llegar a Marichiva. Desde aquí y ahora discurriendo por la GR-10 de esa zona, empieza a cambiar el paisaje y no solo por la disminución de árboles sino por las rampas que hay que superar para llegar al objetivo en altura de esta marcha, la Peña del Águila. 

Se va avanzando con tesón y perseverancia para alcanzar la meta, con la dureza de un clima riguroso, que incluso impedía divisar el montículo de piedra como vértice geodésico, indicativo del punto de llegada, pues estaba totalmente oculto por la niebla, aún así, y una vez alcanzado ese objetivo, el grupo manifiesta su satisfacción, aunque por poco tiempo, pues la ventisca iba endureciendo la estancia en esa altitud y lo más aconsejable, en esas condiciones, era el descender sin demora como medida de autoprotección y de asegurarse un bienestar sobre todo en cuanto a la temperatura. 

De esta manera, y tras un descenso yendo todos en grupo, zigzagueando por el sendero cubierto de nieve, se llega al Collado de Cerromalejo, donde el clima era más suave y donde se hace un alto para reponer fuerzas tanto con el alimento como por el descanso en la marcha, bastante exigente hasta ese momento. A partir de aquí no queda más que llevar un ritmo de paso más o menos continuo, por la carretera de la República, hasta volver al desvío a la derecha, de nuevo por la senda de subida, para regresar al punto de partida. Ya en el aparcamiento y acordado un restaurante para tomar alimento caliente y reconstituyente, se da por terminada una ruta marcada, sobre todo, por la climatología, pero que dejó la satisfacción de haber conseguido el objetivo marcado, a pesar de las dificultades. 



                                                                                                                                 Tino

 


domingo, 27 de noviembre de 2016

Ruta 82 Marcha al Refugio de la Salamanca

Expectaculares vistas en ruta
Cabeza Lijar, La Salamanca, Tranvías y Cruces son puntos definidos, tanto de un lado como de otro, de la pasada Guerra Civil Española, de los que han quedado restos como testimonio de ese acontecimiento. En la crónica de la pasada marcha al Arcipreste de Hita ya se documentó sobre esta parte de la Historia, por lo que ahora no queda más que indicar que ésta fue otra zona de montaña donde también han quedado edificaciones y trincheras de los dos bandos. 

Son las 09:45 del día 24 de noviembre del año en curso, diez alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), alumnos del Proyecto Universitario para Mayores (PUMA) y con una afición en común, el también denominado senderismo, pertenecientes al grupo de los jueves, dentro de AEPUMA (Asociación de Estudiantes Universitarios para Mayores) se ponen en marcha desde el mismo Puerto del León, por la carretera/pista que va a Peguerinos, pasando por Cabeza Lijar y llegando al refugio de la Salamanca (¡qué formalista empieza hoy esta crónica!, parece casi un escrito oficial).Como contrapunto y ya en plan más tronquete de barrio, estos coleguillas se pulieron 12.000 metros, sin despeinarse, y así, en plan litrona a morro, se machacaron 400 metros tanto pa'rriba como pa'bajo, tó seguío, dando 4 vueltas la aguja pequeña del rejó. 

Senda nevada
A poco del comienzo se gira a la derecha para adentrarse en un mundo, blanco y verde, vegetación y nieve, a veces separados, a veces fusionados, en ocasiones la nieve como inquilina de los pinos, de los piornos, cómodamente posada sobre ellos, adormecida, como si fuera la invitada más preciada. Una tímida cortina de niebla parece guiar a los caminantes, cogiéndoles de la mano, por entre la fantasía y la ilusión, por un pequeño bosque, si no encantado, sí que encanta, que hace sentirse a gusto, relajado, hace encontrarse bien. Con las cámaras de los móviles se guarda buena parte de lo que se ve pero, con las retinas, se interioriza todo lo que se siente. 

La Torres de Madrid al fondo
Bien abrigados y prácticamente juntos, gran parte del trayecto, entre foto y foto, el paisaje lo reclamaba y, hasta podría arriesgarse a decir, que lo exigía, se llega al alto de Cabeza Lijar. Allí estaba todo helado y envuelto por la niebla, solo quedaba, con la imaginación de cada cual, poner en acción qué se quería ver, cualquier propuesta era buena, eso sí, algo fría. Incluso los carteles anunciadores del componente Geológico de las montañas de Guadarrama y los que relatan los orígenes del Montañismo por las Sierras cercanas a Madrid estaban también cubiertos de hielo. 

Después de una corta parada se empieza a descender hacia el siguiente y último punto de la marcha, bueno, con la salvedad del guía de siempre (uno bastante cercano a este redactor) que, como esta vez le dio por ir a "ojo" entre nieve y niebla, pues eso, que ya está todo dicho, que se "desvía" por aquí, que se "desvía" por allí, a veces es mejor dejarle a su bola y no tenérselo muy en cuenta. 

Refugio de la Salamanca
Ya de nuevo en la pista que va del Alto del León a Peguerinos y como divisoria de la senda que se deja y de la que hay que coger para subir al cerro de la Salamanca, una parte del grupo se queda en este lugar para atender al estómago y, después, volver hacia el punto de partida, siempre hay que tener en cuenta el horario de clase, y otra parte del grupo, en plan rapidito, suben al refugio y, tras una corta estancia, volver también a buena marcha para no distanciarse mucho del resto. Llegados a la misma divisoria, y para no ser menos, también entablan un pequeño diálogo con el estómago e igualmente, con marcha ligera, emprenden el camino de vuelta para llegar, prácticamente, a la par del grupo anterior. 

Y como va siendo habitual, algunos en plan Cenicienta, se vuelven para la Madrid, mientras que el resto se queda en restaurante del puerto a tomarse un cocido madrileño. 

Tino 

TRACK

domingo, 20 de noviembre de 2016

Montón de Trigo

Esta ruta se realiza el 20 de noviembre y como me gusta decir a mí, fuera de ciclo, es decir es una ruta no correspondiente a los jueves, pero realizadas por senderistas de este grupo.

"El monte que nos ocupa ilustra como pocos las razones de la toponimia. La ciencia, o el arte, según se mire, de poner nombre a montañas, valles y ríos es algo antiguo y que se rige por circunstancias que acompañan o definen a los parajes bautizados. De esta manera, el nombre de los lugares aporta datos preciosos para conocerlos, aún sin haberlos visto. 

Al escucharlo, uno imagina el cono perfecto que conforma el cereal al amontonarse en el suelo. Y claro, cuando lo ves ya sabías cómo era y das gracias a la anciana toponimia. 

Es el Montón de Trigo una de las cimas más emblemáticas de la Sierra de Guadarrama. Sus 2.155 metros se alzan junto a su hermano el Cerro Minguete, al noroeste del puerto de La Fuenfría. 

Alcanzar la cumbre de este perfecto cúmulo de canchales graníticos, esparcidos entre los piornales, no tiene mayor secreto que poseer una buena forma física y seguir los caminos históricos y las viejas sendas ganaderas que los pastores de ambos lados del Guadarrama utilizaban para llevar sus ganados al amplio collado de Tirobarra, situado entre nuestro monte y la Mujer Muerta. 

Vestigios históricos

Para ello hay que echarse a andar desde el paraje de Majavilán, por el sabio camino que trazaron los viejos romanos y que dos milenios más tarde todavía recuerda la calzada romana. Por ella se alcanza el puerto de La Fuenfría, donde otro vestigio subraya los avatares históricos guadarrameños. 

En este caso se trata del enorme mojón real, arrumbado en un lado de la pista que baja a Segovia, que señalaba las lindes del monte real de Valsaín. 

Otros indicadores del portacho señalan cuestiones diversas. El último refiere al insólito hecho de que por aquí transcurre el Camino Madrileño de Santiago. Nacido en la iglesia capitalina del mismo nombre, ofrece la inolvidable caminata de sus más de 700 kilómetros. 

En el puerto de La Fuenfría se abandonan todas las pistas que en él confluyen, tomando el camino que supera la ladera del Cerro Minguete, situada justo encima, en su lado Noroeste. Su punto culminante supera por poco, 23 metros exactamente, la altitud de dos mil metros, que supone el doctorado para las cumbres del Guadarrama. Hitos de piedra señalan los rumbos de un camino franco aunque empinado. 

Una vez en el mismo, se contempla la más hermosa vista del Montón de Trigo. Situado justo al norte del Cerro Minguete, para alcanzarlo sólo hay que bajar al cercano collado que separa ambos y, por el evidente camino, superar su empinada ladera. 

Ya en lo más alto se contempla a placer una inédita perspectiva de toda la Sierra. Destaca toda, por supuesto, pero al veterano montañero siempre le gusta mirar, el escorzo que ofrece desde aquí la Mujer Muerta. También las siempre misteriosas profundidades del río Moros, justo bajo el Montón y al oeste, así como las espesuras de los Montes de Valsaín y La Acebeda"

EL MUNDO (27/08/2010) 

Por desgracia y aunque pudimos disfrutamos de un día serrano, (lluvia, niebla, viento) no fue posible disfrutar de estas maravillosas vistas. 

Nos quedamos con el propósito de repetir la ruta con un tiempo más conveniente. 

La ruta de hoy la realizamos, subiendo al Puerto de la Fuenfría por la Calzada Romana, para dirigirnos al Cerro Minguete y después entre los canchales subir al Montón de Trigo. 

El retorno lo realizamos una vez estando en el Puerto de la Fuenfría, por el Camino Viejo de Segovia. 

Jesús

Ruta 81 Marcha a la Maliciosa Baja

La Pedriza, palabra derivada de "piedra", es una gran masa de roca granítica, de unas 3200 hectáreas de extensión, con un claro interés geológico, paisajístico y deportivo, tiene una gran afluencia de escaladores, senderistas y turistas, sobre todo los fines de semana, de manera que se ponen horarios de entrada y límite al número de vehículos con acceso al parque, lo mismo que se ha prohibido el baño en los arroyos que por allí discurren, para evitar el deterioro de toda esta zona. 
Habitualmente se habla de la Pedriza Anterior, cuyo pico más importante y representativo es el Yelmo (1719 m), y de la Pedriza Posterior donde están los las denominadas Torres (2029 m), como límite natural con la Cuerda Larga, esta zona de la Pedriza tiene forma de un gran circo de montaña con la forma de una "C". 

Algunos de los riscos y picos más importantes de la Pedriza son: 
Las Torres (2029 m) 
Las Milaneras (1799 m) 
El Yelmo (1719 m) 
El Carro del Diablo (1609 m) 
El Pájaro (1549 m) 
El Elefantito (1420 m) 

La vegetación en la Pedriza Anterior suele ser la jara, el pino, el acebo, la retama, el romero y el tomillo, y, en la Pedriza Posterior aparecen pequeños bosques de pino silvestre entre riscos y grandes rocas. La variedad de fauna salvaje, se manifiesta en mamíferos como cabras montesas, ciervos, jabalíes, corzos, gamos, zorros, liebres, etc. Y en cuanto a las aves migratorias, que habitan temporalmente en la Pedriza, pueden verse autillos, halcones abejeros, milanos negros y reales o abejarucos. 

En la Pedriza, inevitablemente, hay que destacar las leyendas que se sitúan en la misma, generando una interesante serie de cuentos como la del Cancho de los Muertos -de una hermosa joven secuestrada- y la de la Cueva de la Mora -de una bella y enamorada musulmana, encerrada por su familia en dicha cueva, quedando su espíritu vagando a la espera de su amado joven cristiano- ¿Realidad o fantasía? dejemos correr la imaginación. 

El jueves día 17 de noviembre, del año en curso, 18 pedrizeros, a las 09:15 de la mañana y desde el Collado de Quebrantaherraduras, por la PR16, se ponen en marcha, como primer punto de referencia, hacia la fuente del Terrizo para, una vez atravesada la pista forestal que baja hacia los aparcamientos, continuar el camino por la Sierra de los Porrones hacia la Maliciosa Baja. Esta marcha es toda por sendero, la ida en progresiva subida, a modo del paisaje que aumenta en atractivo según se va avanzando. El día fue benigno, despejado, soleado, tranquilo, suave, benévolo, bueno, clemente, claro, raso, limpio, radiante, luminoso, cálido....o algo así. Decir que se va por la Sierra de los Porrones puede dar lugar a alguna confusión, como que se iba empinando el codo de uno a otro porrón, no fue así, se dio algún tiento a la bota de vino a la hora del bocadillo, pero sin excesos. 

La subida es de mérito, pero este disciplinado grupo la supera tramo a tramo, esfuerzo a esfuerzo, una parada, foto y agua, otra parada, aligerarse de ropa y preguntar sobre la marcha, además, si apareciese alguna duda, se echa una mirada al entorno y queda resuelta, hay quién se para observando el Yelmo y después continua, y, quien no abandona este suave sendero aunque la subida sea un poco dura. Entre pinos y la carrera de algún gamo alterado por la presencia de extraños, se llega al principio del canchal que, como si fuese la tramoya de un teatro, una vez superado, da acceso y vista a la Maliciosa. Se toma el bocadillo entre unas rocas de esta zona, sin terminar la pequeña aventura de llegar hasta la Maliciosa Baja, por motivos de horario, había que hacer el camino de vuelta hasta los coches y llegar a tiempo a las clases de la Universidad. De cualquier forma, por el día y el paisaje disfrutados en esa mañana, sí que se puede aplicar el conocido dicho: ¡que me quiten lo bailao! 

Todo esto sucedió en un recorrido de unos 12 kilómetros, con desnivel de subida/bajada de unos 700 metros(*) y una duración de unas 5 horas. 
(*)- Los tres responsables del grupo queremos dar nuestro agradecimiento a todos por el esfuerzo realizado en esta marcha y en particular, sin menoscabo del resto, a quienes tuvieron que poner un poco más de impulso para realizarla. Gracias. 

Tino 

domingo, 13 de noviembre de 2016

Ruta 80 Vía Verde Morata de Tajuña

Morata de Tajuña
En esta marcha, con 33 asistentes, se ha superado el número de participantes que se tenía, quedando ahora como el número de referencia a superar en lo sucesivo. Por este motivo hay que dar las GRACIAS a todos, los que estuvieron presentes y también a los ausentes, unos y otros forman parte de este proyecto senderista de los jueves, dentro de AEPUMA, y que seguro que con vuestro apoyo se continuará, nunca mejor dicho, por esta senda. Gracias de nuevo. 

Morata de Tajuña es un municipio de la Comunidad de Madrid, se encuentra en el valle del río Tajuña, en la comarca natural de La Alcarria, río de llanura en el interior de España que recorre las provincias de Guadalajara y Madrid con una longitud de unos 225 kilómetros y surte de agua potable a la Mancomunidad de Aguas del Río Tajuña. El nombre de Morata puede tener su origen en que en su término había muchas moreras y morales (árboles), o bien por su terreno, que estaba muy dispuesto para ello, para el cultivo de moreras. Se supone que es de fundación anterior a la época romana por algunas lápidas y objetos encontrados por la zona, los árabes en su época hicieron una consistente red de riego. 

Mojón de Sendas Verde
En lo referente a las Vías Verdes, en España existen más de 2.500 kilómetros de infraestructuras ferroviarias en desuso que han sido reconvertidas en itinerarios ciclo turistas y senderistas en el marco del Programa Vías Verdes, coordinado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. 

Esta marcha del día 10 de noviembre 2016, con un recorrido de unos 12kms y un fácil desnivel aproximado de 200 metros en subida y bajada, se hizo por las proximidades del río Tajuña, por la
zona de la vega, sustituyendo este paraje a la montaña como paisaje, lo mismo que la pista suple a las sendas y senderos, se fue caminando entre olivos y otros árboles frutales que había a los lados, hasta llegar a unos repechos donde cambia la vegetación y donde en su parte alta, a seis kilómetros desde el inicio, se toma el bocadillo y se hace un pequeño descanso, para regresar después al punto de partida. Del tiempo nada más se puede decir que cielo estaba tan despejado que hasta parecía que se podía ver el aire y tan azul que si ésta fuese zona de mar no habría horizonte porque se fundirian el uno en el otro.
Cartel de rutas por Morata
Terminada la ruta, como en ocasiones anteriores, hubo quienes volvieron para Madrid y quienes se quedaron a comer en el mesón El Cid. Estos segundos, acabada la comida, visitaron un museo de dicho mesón situado en dependencias muy próximas al mismo. Las exposiciones eran sobre la Guerra Civil Española en esta zona de Morata de Tajuña, casi toda, y otra sobre la Etnografía o el estudio descriptivo de las tradiciones y costumbres del pueblo. De esta manera, había testimonios de aperos de labranza como una aventadora, un trillo, hoces, rastrillos, fanegas...lo mismo que la
reconstrucción de una clase de colegio infantil, en la que se hace una recreación, muy aproximada, del material típico de aquellas épocas como eran los familiares tinteros para humedecer el plumín de tinta china y diseñar, más que escribir, en letra gótica, el texto propuesto por el maestro. 

Clase de colegio
También, y con la misma intención reproductiva, hay un dormitorio en el que, se supone, el colchón es de lana al que, cada cierto tiempo, había que mullir para ablandarlo y suavizarlo, al lado de la cama algo tan particular como un orinal, caído en desuso desde hace tiempo pero que, por entonces, era un elemento más de las casas así como los braseros de cisco para calentarse metidos debajo de la mesa camilla. 


Tino 

domingo, 6 de noviembre de 2016

Ruta 79 La Herrería- Silla de Felipe II-La Horizontal

Andando, camino abierto, alrededor de un pueblo o pequeña ciudad, monumental, de testimonios relevantes y gloriosos, reyes y reinas, palacios, conquistas, batallas, barcos, guerras, victorias, derrotas, arcabuces de corto alcance, panteones con célebres huéspedes, órdenes religiosas de siempre. Las emociones no se resisten a percibir las variadas sensaciones que circundan un entorno cargado de historia. Andando, alrededor de un monasterio, donde el joven príncipe tenía aparte una estancia de recreo, jardines bien cuidados y, cerca, un no menos conocido monte de Abantos. 

Ermita de la Virgen de Gracia
Se empieza la marcha del 3 de noviembre, con 27 comensales, cuyo presente y futuro más cercano era recorrer unos 12 kilómetros, con 260 metros de desniveles, por caminos y calzadas, si no con mucho pasado sí bien cuidadas. Partiendo de la Calleja Larga y circundando el propio Monasterio del Escorial, se llega a atravesar la carretera que sube a la Cruz Verde, para hacer una primera parada en la Ermita de la Virgen de Gracia. Cumplida la sesión fotográfica, incluida la foto de familia, se remonta una pequeña subida, por sendero, hasta la Silla de Felipe II, cincelada en una roca y, a la que se dice, dicho rey iba para tener la mejor perspectiva en la construcción de la obra arquitectónica de Juan de Herrera, proyectada inicialmente por Juan Bautista de Toledo, del
El Monasterio desde la Silla de Felipe II
Monasterio del Escorial. Aquí también fotos a discreción y se emprende otra vez la ruta, con la salvedad de darse una escisión involuntaria de algunos miembros del grupo pues, recordando la conocida poesía de Rafael Alberti: "...por ir al Norte fue al Sur..." hubo quienes tomaron camino de las Machotas cuando se debía ir por la Senda Ecológica. 

Solucionada esta pequeña incidencia, se va avanzando por esa senda -que en otro tiempo fue una de las pruebas de Rallyes más conocidas y emblemáticas de la zona Centro- encontrándose con grupos de niños, junto a sus profesores/as, lo mismo sentados en el suelo coloreando en un cuaderno la silueta de un roble y la de un castaño, que acercándose a la cueva del Oso para
Cueva del Oso
curiosear en su interior, van recibiendo explicaciones de toda la flora y fauna del lugar, pasando por el rincón de la Hiedra, acercándose a un Tejo, a un Madroño o a la fuente de la Reina. Podría repararse en un pequeño contrasentido y es el de transitar sobre asfalto con la apelación de ecológico, quitar esta capa artificial y dejar el camino en arena sería más procedente, aunque, para algún nostálgico, se podría seguir conservando un antiguo hito kilométrico de granito, y de color amarillo en la parte superior, que sobrevive a un lado de la cuneta. Al final de esta senda se vuelve a desembocar en la misma carretera del comienzo, se atraviesa con la mayor atención y, al poco tiempo, se gira a la derecha para, en una pequeña pradera, detenerse a comer el bocadillo. 

Cumplida esta misión se camina de regreso al Escorial primero por la Senda Horizontal y después, metidos por el propio pueblo, entre calles se llega al punto donde se empezó la partida y a la que se vuelve tras unas cuatro horas de marcha. 


Fuente de la Reina
Desde el valle y mirando al horizonte se pueden describir, como si de dibujos infantiles se tratara, contornos de un paisaje suavizado, sin que falten esas montañas picudas o las en forma de seta achaparrada, ni unas nubes como copos de algodón flotando cual si alguien, desde arriba, las estuviese sujetando y moviendo a modo de marioneta con unos hilos invisibles, ni esos pájaros con sus alas extendidas como símbolo de lo aéreo y eterno, ni tampoco el sol como un pan redondo con destellos través de sus rayos. Contraste de colores, cálidos al amanecer y difuminados al caer la tarde, estímulos naturales al encuentro de los caminantes. 


sábado, 29 de octubre de 2016

Ruta 78 Belén de Peña Pintada-La Barranca


La Maliciosa
El Valle de la Barranca está situado a las faldas de la Bola del Mundo-Alto de Guarramillas (2.265 m) y la Maliciosa (2.227 m), en la Sierra de Guadarrama perteneciente al Sistema Central. Hay una ruta señalizada para subir a la Maliciosa (con su prominencia de unos 150m hace que sea una de las montañas más vistosas de la sierra de Guadarrama), empezando desde el aparcamiento de la Barranca, pasando por la fuente de la Campanilla y en continua ascensión hasta el Collado del Piornal para girar a la derecha y encarar hacia la cumbre. Originalmente, a este pico se le conocía como la "Montaña
Maliciosa" debido a la dificultad que tiene su ascenso, bastante escarpado, excepto por su vertiente norte. También es conocida
Alto de las Guarramillas
como «La Monja» por su parecido a un tocado de monja cuando está cubierta de nieve.


La Bola del Mundo o Alto de las Guarramillas, en su cima tiene unas antenas, cuya función era la emisión de la señal de radio y televisión hacia las dos mesetas, en 2010 el Gobierno de España decidió cerrar este repetidor de televisión y dejarlo para difundir las señales de Radio Nacional y Onda Madrid. 

Casi al final de la carretera de acceso al valle se encuentran las ruinas de un antiguo Hospital de tuberculosos, que fue durante unos años una Residencia para Disminuidos Psíquicos y que actualmente se encuentra abandonado. 

Catorce senderistas de Aepuma, de los que se juntan los jueves, salieron el día 27 de octubre de 2016, hacia las 09:45h, después de recoger las cartas credenciales de un día primaveral en pleno otoño, a hacerse unos nueve kilómetros, de los que cuatro y medio son en subida y con un desnivel aproximado de unos cuatrocientos metros. El comienzo de la ruta está a la altura del km 15'500 de la carretera que sube al Puerto de Navacerrada, donde también hay espacio para aparcar los coches. 

Vista desde el mirador
Se comienza la marcha por una pista paralela a la que sube al Mirador de las Canchas y que, alrededor de 1'5 kms antes de llegar a dicho mirador, confluye en esta pista principal y por la que se continuará hasta girar a la izquierda, para coger la senda que asciende a Peña Pintada. Antes se hace una visita a los miradores, inevitablemente, había que dar los buenos días a la Maliciosa, a Guarramillas, al Valle de la Barranca...ya que siempre están ahí ofreciendo su agradable panorama. 

Tras unos 700 metros de subida se llega a la peña de destino donde hay un Belén oculto en el vano de una roca, pequeñas figuritas de barro dando calor a la imagen de un niño, también de barro, ahí
Belen en Peña Pintada
están día tras día, noche tras noche, como iluminando un Olimpo terrenal que está a la altura de los sueños, de la tranquilidad, de los deseos...de la propia montaña. En el cielo, imaginariamente, también lucía una estrella pequeñita, no se sabe si porque estaba muy lejos o porque era así de tímida. Las nubes de la mañana se habían deshinchado temprano y se habían recogido ya hasta su próxima presencia en cualquier horizonte no muy lejano. 

Una vez arriba y después de unas bocanadas de vida, se dirigen unas miradas a los regalos que ofrece un paisaje poco menos que de ficción, pero que es real, casi como si estuviese envuelto con papel celofán para abrirlo a la primera oportunidad. Hay quien se entretiene fotografiando el semblante de la ilusión o con las ganas de dibujar en el aire, con un dedo, la silueta de las montañas que tiene delante, viendo cómo unas grandes aves se posaban sobre altas cumbres pero antes, y como bienvenida, revoloteaban sobre su cabeza. 


Cerca hay unas rocas, tan fuertes como la voluntad de superarlas, son de fiar, son amigas, si las demuestras cariño te lo devuelven, te protegen del frío, con su altura te acercan al sol, si se aproxima una tormenta te darán cobijo, si se echa la noche te abrigaran cogiéndote de la mano y guardándote en su interior. Para desarrollar alguna habilidad en la práctica de leves ascensos y descensos, unos cuantos senderistas prueban a transitar por las mismas, por reducidos pasos algo aéreos pero de fácil ejecución y con poco riesgo. 

De vuelta con el resto del grupo, y después de la habitual foto de familia, se emprende la bajada hacia el inicio de la ruta. Se percibe una expresión relajada en los caminantes, no hay fatiga, sí la satisfacción de haber pasado la mañana, de un buen día, sin más esfuerzo que el de haber disfrutado de una agradable expansión.